domingo, 17 de febrero de 2019

2ª JUVENIL B. DONEZTEBE FC 1 - VALLE DE EGÜES 2 "EL REGRESO DEL HIJO PRODIGO"


Decíamos ayer: “Unos pocos meses han pasado desde que el Doneztebe nos pasará por encima en pretemporada, 8-2, en un partido marcado por el desinterés, las críticas entre compañeros, el bajar los brazos y la desilusión... Quien haya visto aquel y este partido sabrá apreciar el cambio, el trabajo y compromiso que se ha puesto durante el camino. El entrenador solo pone la alfombra por la que hacerlo más cómodo, de los jugadores depende intentar tomar atajos y perderse o ir en dirección contraria al resto”.
Allá por el mes de junio, sin apenas empezar a celebrar el Ascenso a Primera Juvenil de mi equipo, cuando mi “amigo” Vicente me dice que la siguiente temporada, ésta, debería coger a Juvenil C, una plantilla formada por jugadores procedentes del Cadete.

Le pido tiempo para pensármelo y en el trayecto que va desde los vestuarios hasta mi moto aparcada en los accesos a Sarriguren lo decido, y vuelvo a las oficinas del C. D. Valle de Egues... Vale Vicente, ya sabes que yo, para lo que el Club necesite. Entonces no sabía dónde me metía.

Ya en el primer entrenamiento de pretemporada soy consciente del lío en que me han metido. Si a lo largo de los ya muchos años de entrenador de futbol he entrenado a equipos malos, muy malos y, un par de veces, equipos regulares, lo de esta temporada era mucho más complicado... dentro de la misma plantilla tenia de todo: jugadores malos, muy malos, muchos regulares y cuatro buenos. Vaya cesto con semejantes mimbres.

Después de muchas pruebas tácticas y muchos multisaltos, puedo constatar que los cuatro buenos solo juegan entre ellos, mientras el resto se limita a aplaudir, en la creencia que no sirven para otra cosa. Como los primeros juegan dispersos en sus habituales posiciones tácticas, al no ver cerca a nadie de su “nivel” optan por jugar individualmente antes que apoyarse en nuestra clase media-baja, aunque los vean (el resto son invisibles para sus “preciosos ojos”).

Para cambiar esa dinámica, decido que los cuatro ases de nuestra baraja jueguen juntos en el medio campo, encomiendo a los regulares el centro de la defensa, a los invisibles de laterales (defensa de 5) y adelante, como señuelo, a los últimos de la fila. Ahora todos y cada uno aporta algo al grupo, se sienten útiles, son corresponsables de los resultados de SU EQUIPO. Vicente, mi trabajo ya ha terminado, encárgame otro... Espera a terminar la temporada, me contesta.

Pues vamos a márcanos retos que hagan interesante la temporada: Sacar más puntos que el Segunda Juvenil A, cena a cuenta de los entrenadores perdedores, y sacar más 14 puntos en la segunda vuelta, superando los 10 de la primera, excusa para ir a Ozono, sesión refrescos y ganchitos.

Cumplidos dichos objetivos, una pena tenía clavada en mi corazón de entrenador... un jugador había abandonado, buscando un atajo, la alfombra que el entrenador les habías puesto en su camino hacia el Primera Juvenil. Sin entrar aquí a analizar los motivos, varios, tuve que hacer de poli malo, más me duele a mí, mientras mandaba a buscarlo por los matorrales a mensajeros que le enseñaran el camino de vuelta... Sin muchas esperanzas, debo reconocerlo.

Con estas preocupaciones, los pocos que van en sentido contrario no me quitan el sueño, y con la incertidumbre de no saber si podría acompañar a mis jugadores a Doneztebe para jugar contra el líder y campeón (la prolongación de mi guardia de Asistencia a Mujeres Maltratadas podía abrogarme a pasar la mañana en el Juzgado de Guardia de Pamplona), planteamos un partido marcado por la profundidad de nuestro banquillo, gracias a la ostensible mejoría en el nivel individual y colectivo de nuestra querida clase media-baja.

Con nuestro portero Neto-Azeari con su dedo meñique en muy mal estado y Beñat de lateral podía pasar cualquier cosa. El primero dando salida a su dolor con antiguos reniegos a sus amigos-compañeros y el segundo sacado de sus casillas por el mejor jugador rival, crearon cierto descontrol en el inicio del partido. Así nos metieron el 1-0, pero pudieron ser más. Dejando al borde de las duchas a nuestros dos centrales, tras ver sendas amarillas.

Un par de fueras de juego bien pitados a Vallejos sirvieron para recordarles la pizarra creativa de su entrenador, donde se les insistía en la necesidad de buscar antes a nuestros tres medios puntas (Bara por la izquierda, Jorge por la izquierda y Pérez por el centro). Así lo hicieron, otra cosa no, pero obedientes, mucho, consiguiendo equilibrar el partido.

Sin prisas para que llegara el final de la primera parte, con ligero viento en contra, “la mano de un dios menor”, dirigió un saque de esquina a nuestro favor... un perfecto arreste de Pérez, un balón puesto en su sitio por Ekaitz, y la puntita de nuestro Pichichi-Lateral-Izquierdo-Vallejos, nos dio el empate a uno, planificado para la segunda parte. Aunque el sector crítico no quiera reconocerlo ese gol hay que apuntárselo al míster, Abogado Echeverría.

Encomendados al viento a favor y a nuestro mejor banquillo, para llevarnos la 5 victoria consecutiva y sexta de la segunda vuelta, afrontamos la segunda parte. Manteniendo la presión de nuestros cuatro jugadores más adelantados, siempre dispuestos a ayudar a sus compañeros cuando los rivales jugaban de espaldas, una de sus mayores virtudes ofensivas, y la tranquilidad a la hora de jugar el balón de nuestro doble pivote (Jon LEE O ‘Boyle, As de Trébol, y Joanes, el mejor rooki de la temporada). Así llegaron varias ocasiones claras, que no finalizaron el gol por “exceso” de generosidad del MVP del partido, Sr. Pérez, nuestro As de Pikas. Es lo que tiene la vuelta al grupo, tras varias semanas lejos de casa.

Movemos el banquillo, más por vicio que por necesidad: 1.- Incorporando a Egoitz al juego (todavía resuenan en mi cabeza las críticas de mi recoge materiales, P.O. (mantendremos su anonimato para que no se sepa lo bajo que ha caído), cuando le dije que no iba a ser titular;  incorporando a Ángel a la dirección técnica del banquillo, compuesta por el abuelo, por Rufo (a quien el Pérez deberá dedicar unas palabras cuando recoja el MVP) y por Andoni (como sector crítico-constructivo); e incorporando a Beñat a su puesto natural... central y a Ekaitz sacándolo de la suya. 2.- Cambiando a Joanes por Beltza y Álvaro por Jorge (As de Corazones a quien hubo que reanimar tras algunos infartos como el de Lecumberri), hombre por hombre, posición por posición, todo igual.

De repente, sin nadie esperarlo, un trueno sin relámpago, una segunda amarilla a Nico, criticada hasta por el público local, nos deja con diez jugadores para los 20 últimos minutos. Rápido ajuste, Jon central y Pérez único punta, con Vallejos más escorado a la banda izquierda. Un nuevo robo de Pérez y conducción rapidísima bien acompañado a ambos lados por Álvaro y Bara, que el mismo finaliza, decisión acertada, que además termina en gol... 1-2 y a apretar los dientes para que no se nos escapasen los tres puntos.

Retrasa a sus dos mejores jugadores el Doneztebe al medio campo, para superar nuestra buena presión, logrando la mejor y única ocasión en la segunda parte... un mano a mano de su delantero es sacado en el palo corto por nuestro portero-gruñón, que desapercibido para sus compañeros desde que ya no protesta tanto, tantos goles han evitado esta temporada. Ayudado, eso sí, por el aliento en la nuca del pitxitxi local, de nuestro mejor central... Beñat.

Sin tener claro, todos estaban haciendo un gran trabajo, a quien quitar para meter en el partido a Papi (cuya paciencia será recompensada en el próximo partido) y Andoni (deseoso de poner en práctica todos sus conocimientos teóricos con los que nos ilustra cada partido, cada entrenamiento), Vallejos se acerca al banquillo para decirnos que “está muerto” (lógico).  Nuestro As de Diamante, pulido por el entrenador de cuyo nombre no se acordará cuando le entreviste Pedrerol, y Bara serían los elegidos.
Así llegamos al tiempo de prolongación, que alcanzaron los 6 minutos, al tener que ser atendido Pérez, que acabo jugando de lateral izquierdo, para no dejar al equipo con 9 antes del pitido final y la consecución de nuestra sexta victoria de la segunda vuelta, que, unido al empate contra el Amaya, nos pondrían en fase de ascenso. No era nuestro objetivo. Vicente solo me pidió que mejorasen como jugadores y como equipo, sin dejarnos jugadores en el camino. Él no tenía ninguna duda que lo conseguiríamos, yo tampoco… por algo me llaman PIPO, EL EXPRIMIDOR DE PIEDRAS.

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